Cuando se considera el problema de la verdad, lo que de ordinario setiene en mente son consideraciones acerca de la coherencia l¢gica oacerca de la correspondencia entre los discursos y las cosas. ¿S¢lohay eso? ¿El problema de la verdad es sencillamente el de lascondiciones formales o materiales de los enunciados? Michel Foucaultmuestra que hay algo distinto: en la ra¡z de nuestro cuidado por decir la verdad, encuentra una potencia ‚tica, un empe¤o subjetivo, ciertocoraje.«El coraje de la verdad»: ‚ste es el t¡tulo que dio a los dos £ltimosa¤os de lecciones que pronuncia en el College de France, de 1983 a1984. Y, por este camino, en esta £ltima prolongaci¢n de su obra,Foucault se encuentra con la vertical de s¡ mismo: con la vertical deuna vocaci¢n que le hab¡a arrastrado a tantos libros, a tantasintervenciones y tomas de postura p£blicas.El coraje de la verdad es, de ahora en adelante y sin duda, m s que la audacia de la provocaci¢n o la temeridad del desacuerdo. Es lo quehace que la filosof¡a est‚ viva, en el sentido de que, para ella,desde Plat¢n por lo menos, lo contrario de la verdad y de suexigencia, no es el error, sino la opini¢n cobarde.